el camino del chamán

los elementales

“Tierra mi cuerpo, Agua mi sangre, 
Aire mi aliento y Fuego es mi espíritu”

LOS CUATRO ELEMENTOS

Elementales de la Tierra

Bajo el título general de gnomos, hallamos a esos seres conocidos con el nombre de trasgos, duendes, diablillos, duendecillos de los bosques, enanitos, hombrecillos de las peñas, y muchos otros nombres similares. Los gnomos son los más densos de todos los Espíritus de Naturaleza, y por consiguiente están más sometidos que los otros espíritus a las leyes de mortalidad. Viven en el elemento tierra, y se dice que trabajan en las rocas y, hasta cierto punto, en los árboles y flores.

Elementales del Agua

Bajo la clasificación de ondinas se conocen las ninfas, náyades, pejemullares, sirenas, arpías, hijas del mar y diosas del mar de los antiguos. Son estos los elementales cuyo hogar es el elemento agua: los océanos, lagos, corrientes y ríos de la tierra. Gobiernan los líquidos o las fuerzas vitales del cuerpo humano. En la misma forma que los gnomos están re presentados por el signo de Tauro en el zodíaco, las ondinas está representada por Escorpio, por cuanto tienen que ver con la vida y las fuerzas vitales de la Naturaleza.

Elementales del Aire

Los habitantes del cuarto éter (el más fino y elevado de todos) se denominan silfos, o espíritus del aire. También se los conoce con el nombre de caballeros de la noche, los nacidos del viento, los ángeles de la tempestad, los Devas del aire, los nacidos de la mente, y con otras variadas denominaciones. Los antiguos creían que moraban en las nubes. Estudios profundizados, no obstante, han probado que este grupo de elementales (en el que se incluyen las hadas y todos los seres con ala iridiscentes que se nombran en los cuentos de hadas de los niños) tienen más bien realmente sus moradas en la cima de las montañas que en el mismo aire.

Elementales del Fuego

Los antiguos honraban en sumo grado a las salamandras, llamándolas los Reyes del Fuego a causa de su aspecto llameante, su enorme fuerza y poder, y el importante papel que desempeñan en los asuntos humanos. Ninguna chispa o fuego puede encenderse en la tierra sin la ayuda de las salamandras, porque son los espíritus del fuego. Los que poseen la capacidad de estudiar los fenómenos de la clarividencia pueden ver a los grandes reyes del fuego retorciéndose y girando en las llamas, espe cialmente durante una gran conflagración.

"Y una vez que estés despierto,
permanecerás despierto eternamente"
Friederich Nietzsche

EL RETUMBAR DEL TAMBOR

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